Cubiertas vegetales: qué son y para qué sirven

Cubiertas vegetales_ Bodegas Virtus

Si alguna vez has paseado por viñedos, habrás visto que las viñas no son los únicos seres vivos que habitan la zona. Y es que las cubiertas vegetales, la hierba o cultivos que hay entre los líneos, forman parte del paisaje y, la mayoría de las veces, no por casualidad.

¿Qué son las cubiertas vetegales?

Es un sistema de mantenimiento del suelo, una técnica viticultura ecológica. El principal objetivo en mantener ese suelo vivo.

Existen diferentes cubiertas vegetales: algunas son naturales, que crecen espontáneamente en la viña, y otras se plantan con una finalidad muy clara. También pueden ser mixtas.

Se emplean diferentes cultivos para formar esas cubiertas vegetales, según lo que se quiera conseguir:

  • Gramíneas: nos referimos a cebada, raygrass, festuca, vulpia…
  • Leguminosas: suelen ser trébol, veza, alfalfa, altramuz…
  • Crucíferas: son habituales el berro, la colza y rábanos forrajeros o la mostaza blanca.

Otras son las llamadas plantas adventicias, como la milenrama, manzanilla, ortiga, cola de caballo, salvia, lavanda, amapola, romero o melisa.

Muchas de ellas también se usan infusionadas en tratamientos que se les aplica a las plantas para favorecer, entre otras cosas, la fotosíntesis, el crecimiento, el alejamiento de plagas o la prevención de determinados efectos climáticos, como las heladas.

También hay que especificar que estas cubiertas vegetales pueden ser temporales o permanentes.

¿Para qué sirven?

Al acabar la vendimia, es importante analizar el suelo para saber en qué estado ha quedado y detectar de qué nutrientes carece para mantenerlo equilibrado y vivo. Con ese análisis, también se sabrá en qué zonas sembrar cubierta vegetal o no. No siempre todo el viñedo lo requiere.

En el caso de Bodegas Virtus, y siguiendo con nuestra filosofía de trabajar en ecológico, contamos con cubiertas que crecen espontáneamente y este año optamos por sembrar cebada, que cuenta con innumerables ventajas: aporta materia orgánica, ácidos fúlvicos y húmicos, permite controlar la población de hierbas no deseadas (porque no todas son beneficiosas, a veces crean competencia con la propia vid), o minimiza la evaporación de agua.

La mayoría de las cubiertas vegetales son continuas o permanentes para que el suelo tenga vida todo el año. Es recomendable plantar entre otoño y primavera porque es cuando los suelos son más húmedos, de esta forma se favorece su crecimiento. Se siembra según los resultados del estudio del suelo, porque puede hacerse en cada calle del viñedo o por zonas.

¿Qué tipo de cubierta vegetal es la apropiada? Depende del suelo, de la orografía, la variedad, la orientación, del sistema radicular de la planta, el clima, el tiempo de cada añada en concreto… y del viticultor. Es muy habitual realizar esta práctica en los viñedos ecológicos, pero no se exige para obtener tal certificación.

¿Qué aportan las cubiertas vegetales?

 Bien empleadas, nada más que beneficios. 

Cada uno de los tipos de cubiertas aporta diferentes beneficios al suelo, aunque, en general, aumentan su actividad biológica y la cantidad de materia orgánica, retienen humedad, evitan la erosión…

Pero, concretamente, las leguminosas son muy ricas en proteínas y nitrógeno, las gramíneas en fósforo o potasio y algunas crucíferas, como la mostaza en descomposición, controlan algunos hongos, al producir sustancias azufradas y volátiles. 

Para que todos estos nutrientes sean asimilables, las cubiertas se cortan o se siegan antes de que salgan las flores, los restos se dejan en la viña y cuando se pudren, los nutrientes quedan a disposición del suelo. 

También es habitual optar por las platas aromáticas que favorecen la absorción del agua y el drenaje o ayudan a mantener el equilibrio del ecosistema. Por ello el tomillo, el romero o la lavanda son unas buenas vecinas del viñedo.  

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