¿Es mejor el corcho que el resto de cierres? ¿Da más categoría? ¿Has visto una botella con tapón de rosca y has descartado tomar ese vino?
Seguro que alguna vez te has planteado cualquiera de estas preguntas o te has visto en alguna de estas situaciones como consumidor de vino. Pero quizás también has optado por otras bebidas al no poder abrir con facilidad un vino con tapón de corcho por no tener abridor.
Existen cierres de corcho (alcornoque o caña de azúcar, por ejemplo), sintéticos o de silicona, cristal, chapa, rosca…
La idea es entender la función del cierre y para qué vinos es más idóneo uno u otro, con sus ventajas e inconvenientes.
Corcho

El corcho es el cierre más usado y al que más estamos acostumbrados en el Viejo Mundo; sobre todo, en España y Portugal como grandes países productores que son.
En Bodegas Virtus apostamos por este tipo de cierre para todos nuestros vinos, siempre de la máxima calidad para asegurar la longevidad.
Se obtiene de la corteza del alcornoque, que pasa por un proceso de cocción y secado y un riguroso sistema de manufactura para cumplir con requisitos de limpieza y esterilización.
Las ventajas del corcho es que asegura un buen sellado porque se adhiere al vidrio, es ligero, elástico y permite la microoxigenación del vino, y permite al vino evolucionar en la botella.
Es el cierre por antonomasia para todos los vinos, en general, e ideal para vinos de guarda, de largas crianzas, en particular.
Entre sus inconvenientes, el temido TCA (Tricloroanisol), hace perder todas sus propiedades organolépticas. Cada vez es menos usual, porque se trabaja por mejorar el sistema de fabricación de los corchos, pero sigue afectando a un porcentaje de los vinos del mundo.
En muchas bodegas ya se opta por el corcho de caña de azúcar. Es biodegradable y libre de TCA.

Cristal
Su diseño es elegante, 100% reciclable y comienza a ser habitual en los vinos rosados.
Poco se sabe aún de la evolución de los vinos en botella. Lo que sí se conoce es que el vidrio es neutro, no aporta aromas; además, asegura un gran sellado, sobre todo si lleva un anillo en forma de «O» de acetato vinil–etilénico.
Una moda llegada del Nuevo Mundo, Australia y Nueva Zelanda y que llama la atención con respecto al packing.
Rosca
En nuestro país lo relacionamos con vinos de peor calidad. Sin embargo, en los países productores del Nuevo Mundo es el cierre más usado, incluso para vinos de precios altos.
También los americanos tienden a demandar cada vez más la rosca para los blancos y rosados, principalmente. Suele usarse en los vinos más jóvenes, de rápido consumo, que no pasen más de 12 meses en botella.
De hecho, muchas bodegas españolas lo usan para los vinos de consumo rápido que se van a exportar.
Hay distintos tipos de rosca, de diversos materiales y porosidades. En este caso, si está demostrado que con este cierre es posible almacenar vinos de guarda, aunque su efecto no es el mismo que el del corcho natural.
No todos los vinos cerrados con rosca son de mala calidad, ¡en absoluto!
Sintéticos
Se elaboran con silicona u otros plásticos. Algunos tienen una apariencia similar al corcho natural, pero nada más lejos de la realidad. Incluso los hay de colores que suelen provenir de siliconas extraídas del petróleo.
Son muy baratos y, al ser un material tan compacto, impiden la microoxigenación. De ahí que se elijan para embotellar vinos jóvenes, de rápido consumo.
Es difícil que produzcan TCA, pero sí se ha apreciado la aparición de algunos aromas a reducción o a plástico.
Dentro de este grupo, incluimos los corchos aglomerados, que se fabrican con deshechos de corcho natural y se mezclan con colas. Más económicos, pero de menor calidad.
Zork
Se podría comparar con el clásico “abrefácil”. Es una mezcla entre el corcho y el tapón de rosca.
Se trata de un cierre con una presilla en espiral, enrollada al cuello de la botella, que permite abrirla sin complicaciones. Al tirar, llega a crear la misma sensación y el mismo sonido que el corcho tradicional.
Se originó en Australia y sus creadores aseguran que conserva bien los vinos y que se puede volver a sellar una vez abierto. Al llevar corcho, no garantiza la no aparición de TCA.
Muy usado en Estados Unidos, Inglaterra o Australia.
Cierres para tipos de vinos específicos: generosos o espumosos
Hemos hablado de cierres de vinos tranquilos en general, porque para generosos o espumosos, se usan otros más específicos y característicos:
Para cavas, espumosos, Champagne… suelen ser de corcho, pero destacan por su forma, la parte inferior cónica. Son así para que resista mejor a la presión ejercida por el gas carbónico.
Pero dentro de esta categoría, empiezan a proliferar los espumosos ancestrales o pét-nat. Para este tipo de espumosos naturales, se usa una chapa como el empleado para las cervezas. Más barato y la mejor forma de controlar la presión.
Para vinos de Jerez, Oporto, moscateles… se utiliza los T-Cork, tapones de corcho en cuya parte superior se coloca una tapa. Esta cápsula puede ser de plástico, de madera, metálica o de vidrio. Son reutilizables y muy típico en vinos que no se consumen en breve espacio de tiempo.
En definitiva, la elección del tapón se hace con respecto a una cuestión estética, cultural, histórica, económica… aunque debería primar la calidad y la aptitud, es decir, escoger el tipo de cierre que mejor se adecúe al tipo de vino que se quiere embotellar y cerrar.
Todos tienen sus pros y contras y son muchos los factores que se deben tener en cuenta. Lo principal es que el vino no pierda propiedades, que sea accesible, rentable y, a poder ser, reciclable.