En diciembre, los vinos españoles (y europeos) deberán cambiar la etiqueta y adaptarla a la nueva normativa de la Unión Europea. Será obligatorio incluir en ella la lista de ingredientes y la información nutricional de los vinos, según el Reglamento (UE) 2021/2117.
Se aplicará a todo el registro de productos vitivinícolas: desde el mosto de uva parcialmente fermentado hasta los vinos de uvas sobremaduras, pasando por los espumosos.
Pensarás que la mayoría de etiquetas ya incluyen el principal ingrediente e informan de si contiene sulfitos o no, por ejemplo. Pero ahora deberá especificar la presencia de alérgenos y el valor energético de 100 ml de vino o vino aromatizado.
Algunos de estos datos tendrán que aparecer física y directamente en la etiqueta de botella y otros, en una electrónica o e-label, a la que se accederá mediante un código QR.
Así que todos los vinos que se elaboren y etiqueten a partir del 8 de diciembre de 2023 ya incorporarán todos estos datos. ¡Todo un reto!
¿Qué información debe figurar en el nuevo etiquetado del vino?
Principalmente, deben figurar los ingredientes, alérgenos, energía y nutrición; si se trata de un vino “desalcoholizado” o “parcialmente desalcoholizado”, el contenido de azúcar en espumosos…
Además, deberá encontrarse referencias a la DOP o IGP, el grado alcohólico, al embotellado, importador… Muchos de ellos ya se reflejan en las etiquetas de los vinos.
En el caso de la presencia de cualquier alérgeno, es imprescindible que aparezca precedido de la palabra “contiene”. Pero, por ejemplo, “contiene sulfitos” ya es obligatorio desde 2004.
Pero ¿cuáles son los alérgenos más habituales en el vino? Pueden ser: exógenos y endógenos, como la histamina.
Los exógenos son propios, normalmente, de la conservación (sulfitos), de la clarificación, (gluten, caseína o clara de huevo) o de la corrección de acidez.
La información nutricional se ceñirá al valor energético y a la cantidad de hidratos de carbono, azúcares, grasas, grasas saturadas, proteínas, sal… expresado con el símbolo «E» de energía por cada 100 ml (E= xx kJ/ xx kcal).
Deberá aparecer en un lenguaje comprensible (los caracteres serán de un tamaño igual o superior a 1,2 mm) y la etiqueta perfectamente legible y visible.
Y ¿toda esta información la tendrá que contener la etiqueta física? No toda. Algunos datos se encontrarán en la etiqueta electrónica a la que se llegará por códigos bien visibles en la botella.
¿Etiqueta de papel o electrónica?
Es recomendable que todo aparezca en la etiqueta digital, pero la etiqueta de papel, la de la botella, será estrictamente obligatorio que indique el valor energético (en kj y kcal) y los alérgenos.
El resto, los valores nutricionales y los ingredientes, no es necesario reflejarlos en la física y se pueden reservar para la etiqueta electrónica.
Lo que sí debe estar igual de visible es el código QR que dirija a todos los datos del vino en cuestión. Pero con una condición: nunca enlazará directamente a una página web con información comercial, a la de la bodega (aunque allí también se pueda disponer de toda esta información), sino a una url totalmente neutra, creada especialmente para este fin.
El código QR es un método menos costoso y más fiable. Y, sobre todo, permitirá de una manera más sencilla cumplir con esta nueva normativa, ya que todo el contenido debe estar disponible en los 24 idiomas oficiales de la Unión Europea.

Para ello, el Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas (CEEV) y spirits EUROPE han creado la plataforma “u-label”, que facilitará la vida a las bodegas: se podrá traducir al idioma adecuado automáticamente o se podrá corregir cualquier dato sobre la marcha sin tener que reimprimir etiquetas, entre otras ventajas.
Y así, la Comisión Europea se asegura de que el consumidor tendrá acceso a todos estos datos, independientemente de que compre el vino online o en tienda física.
Aunque lo realmente importante de esta medida es garantizar a los consumidores la seguridad alimentaria, generar confianza y conseguir una mayor transparencia en el sector vinícola; además, en una sociedad con una tendencia creciente hacia lo sano y saludable.
Un reto y un desafío al que nos tendremos que adaptar y acostumbrar. Un nuevo etiquetado ‘made in Europe’, con información relevante, que avalará aún más la calidad de nuestros vinos.
En Bodegas Virtus, comenzamos a trabajar desde ya para cumplir con todos los requisitos en los vinos que embotellemos a partir del próximo diciembre.