Como ya sabrás, en Bodegas Virtus aunamos el amor por los caballos y los vinos y todo gira en torno a estas dos pasiones.
Son dos mundos fascinantes que nos brindan infinidad de posibilidades para disfrutar de ellos.
Por un lado, la variedad de castas y vinos que se pueden elaborar en todo el mundo. Y, por otro, las diferentes razas de caballos y disciplinas en las que se puede competir con ellos.
El propietario de Bodegas Virtus, Íñigo López de la Osa Escribano, ha competido durante años en la modalidad de salto de obstáculos, obteniendo grandes resultados. Actualmente, su hijo sigue sus pasos.
Pero, ¿sabes en qué consiste esta disciplina? ¿Cuándo y dónde surgió?
Salto a caballo, una disciplina olímpica

Fue en París, en 1900, cuando se incluyó en unos Juegos Olímpicos, pero hasta 1912 no se consideró una disciplina olímpica como tal.
Aunque para llegar a competir en el olimpo de los deportes, primero tuvo que haber un origen. Hay que remontarse al siglo XVIII y trasladarnos a Irlanda. Comenzó siendo parte de un entrenamiento del deporte de la caza. Se realizaban en grandes extensiones de terreno y básicamente consistía en saltar las cercas que separaban las fincas. Resultaban poco atractivos porque no se lograba ver un recorrido completo.
En 1865 ya se celebró el primer concurso en recintos cerrados. Fue en Irlanda y, desde entonces, cada vez fue consiguiendo más seguidores. Pronto esta práctica se trasladó a Inglaterra, llegando a la capital francesa como deporte olímpico.
Desde entonces hasta ahora, ha sufrido varios cambios que han ido perfilando las normas y estilo de la disciplina, pero fue un militar y jinete italiano de equitación quien impuso una teoría y práctica de salto que perdura hasta la actualidad. Se llamaba Federico Caprilli y la revista L´Année Hippique, le nombró el mejor jinete de salto de obstáculos del siglo XX.
Federico Caprilli, padre del salto moderno
Caprili consideraba que había que respetar el carácter libre del caballo y acoplarse a su equilibrio, sin producirle dolor. Demostró en poco tiempo que, ciñéndose a estas ideas, los caballos más tercos se convertían en animales dóciles.
Incluso diseñó una montura especial para este estilo de montar. Sin embargo, y, a pesar de su gran conocimiento del salto y de los caballos, falleció a finales de 1907 tras caerse de uno de ellos.
Y es que, sin duda, esta disciplina hípica requiere la total sincronización entre jinete y caballo.
¿En qué consiste?


En resumen, se trata de saltar una serie de obstáculos, siguiendo un orden y en un tiempo determinado.
Los obstáculos se construyen con unas barras y las pruebas se clasifican en grupos según la altura de dichas barras, que se sitúan entre 1,10 y 1,60 metros.
Todas las pruebas y categorías se basan en un reglamento regido por la Federación Ecuestre Internacional y al que se acogen los concursos internacionales, los Juegos Olímpicos, los Campeonatos del Mundo….
Este reglamento establece, entre otros parámetros:
- las dimensiones de las pistas
- el tipo de obstáculos
- el tipo de pruebas
- el tiempo
- la velocidad
- las penalizaciones y posibles descalificaciones y eliminaciones
Lo ideal es realizar el recorrido perfecto, siguiendo el orden sin equivocarse, en el menor tiempo posible, sin ninguna penalidad, es decir sin derribar ninguna barra, sin excederse del tiempo máximo concedido, y sin que el caballo cometa ningún rehúse, es decir, se escape del salto o se pare delante, porque se entendería como una desobediencia, y falta de esa sincronización necesaria entre jinete y caballo de la que hablábamos.
Ínigo López De la Osa, padre e hijo

Íñigo López de la Osa Escribano heredó de su abuelo el amor por los caballos y desde muy joven se dedicó a competir en la categoría de salto.
Ahora, su hijo, Íñigo López de la Osa Franco, continúa los pasos de su padre a lomos de un caballo y se erige como una promesa de la hípica, con gran presencia en la competición internacional.
Ver artículo Bodegas Virtus, amor por el vino y los caballos en la DO Ribera del Duero