Cola de caballo, diente de león, hinojo, lavanda, melisa, milenrama, orégano, ortiga, salvia, saúco, valeriana… no se trata de una poción mágica, pero sí que son de gran ayuda. Cada una tiene sus propiedades, que no solo benefician al ser humano, sino también para los viñedos.
Siempre decimos que el vino es resultado de la conjunción de varios factores: suelo, clima, terroir, la mano del hombre…
Y cada vez más los suelos cobran protagonismo en la filosofía vinícola. No deja de ser donde nuestras viñas viven, su hábitat… y hay que mantenerlo vivo, nutrido, cuidado… porque eso aportará calidad a las uvas.
Para ello, entre otras, se usan las cubiertas vegetales o las infusiones de plantas.
Cubiertas vegetales
Ya hemos hablado en alguna ocasión de las cubiertas vegetales.
Las cepas conviven en el viñedo con otras plantas que crecen naturalmente (cubiertas vegetales espontáneas) o que se cultivan con un fin en sí mismas (cubiertas sembradas). Sea como fuera, ayudan a mantener el suelo activo, nutrido y evitan su degradación.
Hay que controlarlas porque muchas veces los amigos se pueden volver enemigos si le “roban” agua u otros aportes a la vid y eso no es realmente lo que le interesa al viticultor. Como siempre, en el equilibrio está la virtud.
Pueden ser gramíneas como la cebada, leguminosas como la alfalfa o crucíferas como el berro.
Pero también está la cola de caballo, la milenrama, la salvia, la lavanda, el romero… se las conoce como adventicias y tienen tantas propiedades, que suelen infusionarse para aplicarse como tratamiento para prevenir plagas o favorecer la fotosíntesis.
¿Qué curan y qué plantas?
Las infusiones se han tomado a lo largo de la historia por sus propiedades medicinales. Cada hierba tiene las suyas y hay que saber cuándo y para qué tomarlas.
Cómo, ya lo sabemos: una planta o sus hojas, raíces o frutos, introducidos en agua en ebullición. El líquido resultante puede tener efecto diurético, relajante, digestivo, antioxidante…
Por raro que parezca, también tienen su aplicación en el viñedo y es un tratamiento utilizado habitualmente en la agricultura biodinámica, sobre todo.
¿Qué es un vino ecológico?
Viticultura biodinámica
Algunas de las más habituales son: milenrama, manzanilla, ortiga, diente de león, valeriana, orégano, lavanda o cola de caballo. Con ellas se elaboran preparados para infusionar y pulverizar sobre las vides. Estos son algunos de sus beneficios:
- Milenrama: potencia los preparados fungicidas y facilita el compostaje
- Manzanilla: regula los proceso del nitrógeno
- Ortiga: favorece la fotosíntesis
- Diente de león: regula crecimiento de las plantas y mejora la estructura del suelo
- Valeriana: aporta calor al entorno y estimula el compost y es una buena protectora del hielo, sobre todo para las flores
- Orégano: tiene acción fungicida
- Lavanda: es insectífuga e insecticida
- Cola de caballo: dinamiza el crecimiento. Es como un tónico, un alcaloide (compuesto orgánico de tipo nitrogenado)
Y así, un largo etcétera. Plantas que suelen crecer en abundancia cerca de los viñedos de forma natural o que se plantan con claros objetivos.
Muchas de ellas, como has podido observar, se utilizan junto al compostaje orgánico o para reforzarlo. El compost es, en resumen, el abono resultante de la transformación biológica de materiales biodegradables.
Por supuesto, como todo, en su justa medida. Lo ideal es elegir cuatro o cinco como básicas en el “botiquín” del viñedo, siempre en función de las necesidades del suelo y de la vid y buscando su máximo bienestar.